Wednesday, October 28, 2009

El sujeto fementido y el ladrón




El ladrón más poderoso

Aprende que, absurdamente
como la vida es, muchas veces
la dicha abre la sonrisa.

Los ojos gozan tan pública
y privadamente con las cosas
que nadie te clausura la alegría.

No por decreto y por siempre
en el cotidiano rodar del afán.

¿Quién quitará tus labios y ojos fieros?
¿Quién destajará tus dos manos, corazón,
sin ser un asesino, quién agredirá
tu juventud de flor abierta, quién dejará
de sembrarla y obtendrá honra para sí?

Ninguno y nadie
porque el ladrón más poderoso
también asesina con silencio que culpa
y extirpa a sus verdugos de su esfera.

Está bajo la piel, una alegría
y el rasero, es el escudo admitido
que paradójicamente, cuida de tí,
al menos, uno de tus cantos para el tiempo

En Mundo de Poesía

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El ladrón sublime y peludo

A Hanuman
Creo en tí, en tu cara de mono,
en tu pelambre,
en tu rabo tieso, en tu baño en las charcas,
en el gibón que grita, en tu nervioso sexo,
en tu dialéctica genética de primántropo,
en tu lenguaje que se guinda en las ramas
y se baña en las aguas, con gritos y gemidos.

En Visnú que puede venir a tí
y pedirte monerías, utilizar tu lenguaje,
la ronda de los simios; Rama te miró
(tus ojos en la cita de lo hermoso,
y una mujer te ganó la empatía cuando lamíste
su soledad más que su celo, límite del orgasmo).
Ella fue Sita. Rey de los monos.
Ella fue la estética primicial, incipiente, reveladora.

Me llenaste de celos, hombre primántropo.
Dudé de ella. Inventé el patriarcado
con el guerrero arjuno, olvidadizo.

El Dharma es duro, el dharma duele en la epidermis.
Es un puñal lampiño; es un sendero que odia
los abrojos y eras tú el más peludo símbolo
del falo, la más itifálica ciudad de los violentos.

Hanuman, gracias por regresar
este botín de mi anhelo porque la cité
por primera vez en tus rumbos.

No la pude sacar del embeleso,
pero la renunciaste por no sé qué
deseo vencido, por no sé qué dharma
que vence sus propias emociones
y se interesa en los actos ambientales
y el poder del interior
que apenas se percibe,
pero que funda una fe en invisibles organizaciones.

«Gracias rey, veedor de lo invisible,
optimista primicial de los futuros.
Ladrón sublime y peludo».

05-03-1990

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A mis hermanas oscuras, a las Erides

A la poeta Mayka Sagasuko («Tati»)
Así como el ladrón para sí roba,
yo intervendré en asaltos y violencias,
cosecharé en hurtos, me quedaré con lo que es mío,
porque yo presto al hombre collares de vanadio
y una talega, con las virtudes del mañana,
les cuelgo cuando aún no han nacido para el día.

La delicia y sus mitos son míos.
No los cederé al vandalismo de las generaciones.
La narratividad de los días más heroicos
es el licor que preparo para mis ángeles con sed,
anhelosos de regresar a las aguas y lavarse.

La poesía es la invocación en mi nombre.
Estarán en mi llamado mis co-mandatarios,
mis hermanos postizos, mis amantes,
los que harán de su vivir pasión, maroma,
atentados, vorágine y peligro.

Bien que se vale lo que hacen. Me aman.
Robaré por ellos la delicia, beberé
de mis antípodas la sangre, memorias enterradas,
el abandono en la pura biología; botín de mitos
rescataré por los míos, que son hoy
los desconocidos, reprimidos, olvidados...

Sin ellos, Yo La Intrusa, ¿para qué sirvo?
Yo, en discordia, soy rescatadora, útil, imprescindible
y a los que me aman, sin temor, les ayudo
a empujar la piedra cima arriba, a sudar el afán
de interés propio, lo más justo del individualismo,
hasta el lugar donde está lo mejor y más secreto
de la identidad unitaria con lo colectivo.

4-4-1992 / En ZoomBlog

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Al dios de los ladrones

a Hermes, Logios / Orador / dios
del Habla y la Elocuencia
Politrópico ladrón, cuatrero hábil como ninguno,
como ganado estoy, puesto en las llanuras,
como alimaña que cuelga de una trampa
a merced de los riscos.

El lenguaje me ha entrampado y me obnubila.
Adjetivado fui por mi transitar como verbo prohibido
para el hurto. Es que no tuve quien vigilara mi noche.
Ni astucias para sagacitar la madrugada.

Entonces me comieron las sombras
y viajé por mis sueños, muy solo.
Con paso de tortuga me doblegó el cansancio.
Mi gorro alado se lo llevó una borrasca
y en mi memoria dejó los vientos estelares
y la oscura senda del agujero negro.

¿Para qué me llamo Gallo? ¿Para qué recuerdo
mi nombre sin espuelas? ¿Para qué el gallinero
si no tengo una polla, dispuesta a cagar
desde los altos palos, para qué quiriquiqui
y muchos piares, si lo que vale es tu kerykeion
y lo he perdido?

Politrópico Ladrón, ¿quién es el que me acusa
porque el bien y el mal, como parientes cohabitan,
y no señala mi culpa ni el por qué separa
las serpientes para que todas me vean
como enemigo? Ya no sé dar ofrenda
de ouroborus. El mundo lo separé
en fragmentos con mis incomprensiones
y no te invoco sino cuando el buitre me alcanza
y mi pie se ata sin sandalias al cardo,
a la mordida del eslabón, culebrero de bejucos...

Mi lengua está anudada con tristeza
y no encuentro la lira que inventaste
y no encuentro inframundo donde vivas
ni establos, con las reses que robaste.

Dáme de tu bolso lo que puedas.
Un pedazo de pan-bocabulario.
Una moneda que se parezca al bronce
y tenga cruces, moneda con la que pueda yo
pagar mi desamarre o el viaje que comienzo
hasta la muerte.

08-02-1993 / De El ladrón bajo el abrigo: Indice

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Para robar en la noche como el mejor cuatrero

Hurtó la noche.
Aprovechó la sombra con voluntad
de alevosía, arreó ventajas de tinieblas
de mortales que cuidan lo ajeno.
Se inventó un carajo que, ante su propio hermano,
asegura: «Esto quiero y es mío».

Y era como un torero de sueños
con las yuntas, era como un amante
que hace buey a un pendejo.
El no fue por una vaca flaca y llena de remilgos.

El quería lo mejor del ganado que no está
en las tabernas ni en los bares
jugando a deslizarse, en table-dance,
por un mendrugo.
Es que el sabe diez mil ojos en los cruces
de camino. Es un vigía de la Noche
y la guarda en su pecho como politropía,
defensiva esencia de sus hurtos.

¿Y que dirá la Diosa Atenas si no se vuelve
chota y policía, y que dirá Apolo
cuando venga lloroso a dar la queja
y que dirán los mandos oficiales del Olimpo:
cuando diga que es el peor de los ladrones
aquel que roba a su hermano?

Pero... él dirá que en cada toro hay verbo
de acción que es luminoso,
que hay que persuadirlos con lances
de mensaje y clavarles estocada en la nuca
cuando tercamente se dan al aniquilamiento,
al sacrificio fatuo, al aclamo
de triunfantes jijoeputas...
y antes se inventó una lira
y sedujo a los jueces.

08-02-1993 / El sujeto fementido

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El sujeto fementido y el ladrón

Todas las palabras, sin dejar una,
a menudo son amargas, sinsentido, inútiles,
más cercanas a blasfemia que a dulzura.

Has escuchado que te dicen: «Te amo»
y la frase es simulacro y fermento.

Quien habló ¡ay, acerca de ese amor!
tiene prisa por herir a otros,
aunque a alguno privilegie, excepcionado.

Con otros será que ejecute la dejadez, sin la pose.
Y tú, Ladrón de Amores, has sobrepujado
tu ser hasta lo insólito
(quieres creer en el Amor / La Ley, la Gracia)
y has llorado porque, de algún modo,
los amantes de chepecherepe son
menos que lo que esperabas.

Desde un egoísmo del Sujeto liberal, yo fomento
robar de otra manera, volver a redefinir todo sentido.
Que la astucia reformule unas nuevas razones económicas.

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El paladín mentiroso

Adam Smith quiere ser hoy el sujeto solidario,
paladín socialdemócrata, conciliador de contrarios.

Ha secularizado la magia universal del Te Amo
y el encubrimiento es hipócrita, axiología relativista:
Eres más que palabra, Amor, y tu esencia
trasciende al discurso y al gesto,
a intenciones y estímulos.

Lo que han servido en platos exquisitos
es el bocado de la ilusión con La Mano Invisible,
la falsa providencia, que no procura
las condiciones mínimas de diálogo.

Dijo él que ama, «Te Amo, Chusma del mundo»,
él quien sólo tiene voluntad de encubrimiento.
A la Libertad la tiene degollada.
La Igualdad que no se asome a su ventana
ni un momento; sólo los comunistas y poetas
se pretenden fraternos, iguales en derecho,
iguales en vocaciones. ¡Desgraciados!

¡Qué ilusión opaca y fría, qué espejismo
el Te Quiero y No Puedo. En alguna gruta
se adelanta la finitud y el límite.
Ay, un cadáver verbal se decoró
con ternura imposible, viceversa caprichosa.

04-05-1977

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Los arrebatadores del ladrón necesario

Arrebataron las endorfinas de las voces.
(¡Que no quede gozo ni dulce labio
que musite su canto, sorbos de fantasía!)
Otros serán los que no olerán a sombra y cueva oscura,
ya no a humedad de luz...
ni a esperanza de agua rumorosa.

Espinos son las penumbras.
Cucarachas volantes, inmensas
como portaviones, agresores
en el aire oscurecido.

¡Ay, vendrán a maldecir el Ser!
a decir que no existe el Ego cesativo,
a ofertar los falsos dioses por monedas,
o prestigio, un acomodo o, en fin,
sed prebendas, obispados, boatos que son
sustitutos a la inicial pobreza cisteriense
y el cimiento! No botín anhelable.

Por ansias extraversas de cucarachones
de la gresca y la vivachería,
con hábitos mentales fáciles y externos,
se motivó la intriga, intriga, intriga
y se armó en guerra santa, yihad,
yihad, yihad, intriga, intriga...
ansias extraversas de joder
al que es ladrón, necesario y justo.

... y a van a espinarlos, porque ya están
en camino a la voz de yihad, intriga,
guerra santa... Echarán en agresión cuasi directa
la maldición, su demonología...
aunque bien que han evitado dar la cara
para mentir a sus anchas, para desgarrar
a otros con el gozo torvo de sus cobardías.

Los conspiradores escupen sobre el polvo
del desierto, porque por allá se van
los hermitaños a refundar el hombre,
a rescatar el agua, a devolver el fuego.

*

Jacob y el poema del sustento

Vengo a quitarte todo lo que no es tuyo.
Te quitaría los ojos (no sabes observar),
pero no temas. ¡Quédatelos, Esaú!
... por si un día te topas con el pozo de tu tumba
y te caes en vida. Que al menos sepas
que tuyo fue el andar el trecho de camino
e improvisaste el capricho, las señales,
hasta dar con el último acomodo,
el féretro, ineludible muerte, lo incompleto.

¡Quédate, orejón, con las viandas!
Hay azadas que conocen cosechas
y entran a la dulzura de los frutos.

Tú entras al sabor ajeno y te relames
en el dolor del que produce. Eres un explotador.
Amargo es el sabor de tu mosto y aún la sombra
de tus palmares; la vid de tus huertos ofrece
más tristezas que alegrías; nadie canta a tu lado
porque eres el látigo del capataz, el heredero innoble,
el dueño parasitario y tu voz ordena a los mustios
y tu paso se adelanta a la inocencia y la tienta
y sucumbe, por lo que en tí se juntan
todos los feneceres, la tragedia del mundo.

Aquí, sin embargo, ven por el pan
y bebe lentejas nuevas: he guisado un salmo
y, en mis estrofas, sobreabunda la abundancia,
el empírico aviso, señales de contentamiento.

Aquí se proveen por caridad, o lo que sea.
El sol es una olla desde la que sirvo a todos
potaje que refresca, nutre, leche que se esparce
en los ríos, en las navas, en los hatos de las villas.

¿Por qué a tí, hermano, no habría de servirte?
Sea amo o siervo, prudente o descarriado,
doy porque produzco y sirvo porque es justo
que el más grande sea el protector del pequeño
y el más sabio que el instruya al ignaro.

La primogenitura colectiviza el poema del sustento.

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Preparativos y colaboraciones

Hay que esperar al que destruye lo que no nos sirve,
no con una paciencia negligente, ir constuyendo
el poema de su comundo
en nuestro corazón, es como abrir la puerta
y dejarle una escalera de asalto
hacia el infierno donde estamos
tristeando muinos con opresores,
mentirosos, entrometidos, manipuladores,
chantajistas. Hay que romper la primera cadena
de tontez con que nos enyugamos,
porque fuimos niños inmaduros y crédulos,
dependientes, sumisos, y en su lugar cultivar
el sueño que redime y empezar
a invocar la sagrada presencia venidera.
Uno hay que no tiene piedad para el que apaga
la llama individual, identitaria,
del Yo Mismo.

Alguien es que comprende, alguien
interno testigo que, por tí, dice: Basta
cuando ya está humillado cada grito que emites,
cuando ya tienes miedo y el presente
es una jaula mugrienta del manoseo
con garras de los otros.

Pero uno tiene que esperar,
con la confianza de que no está solo
y el mundo no se acaba en los barrotes
del miserable lugar que se pervive.
Uno tiene que tener un prometeo.
Un visitante que te espera abajo
o que sube y te desata,
ese invisible enojo, solidario,
sin el cual no se paga el precio
de la libertad.

06-11-2001

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El colaborador

Para mi ladrón, yo soy su cómplice.
El lo sabe y yo, ladrona, lo sé.
Desapestillo puertas y ventanas.
Le canto, susurro en claves
el día de los silencios, días de rescates.
Enciendo una luz, reivento lámparas
por momentos oportunos y hago
que todo sea como resquicio
de esperanza, túnel donde salgamos ilesos.

A mi ladrón, yo le hago visibles mis cadenas.
Las hago sonar para que él las oiga.
Hilo plata con clamores de Ariadna.
Yo le señalo al peor de mis custodios,.
Le explico las cabezas de las gorgonas
impuras y salvajes, evito que vaya
al taurobolio como un reo inocente
que ha de pasar por fuego.
Enumero fantasmas, esas mentiras
que me rodean, enmascaradas
de buena voluntad.

La casa de la hipocresía en que yo vivo
merece su asalto; la casa de escaramuzas
donde yo salgo herida, como malsana
estrofa de escarnio, urge que él venga,
conspiratoriamente sigiloso,
ufano por su dulce terrorismo de amor,
que venga lleno de gábilos,
porque él es quien se oculta
en mi propia semilla en germinalia
y me saca del subsuelo oscuro
para que conozca la luz
y me apropie de mis propios fotogramas.

26-11-2001 / Textos


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Libérame

No quiero ser la vergüenza en mi casa,
alma apocada en cuerpo macilento.
Cómplice preferentemente, su cómplice,
antes que la indefensión del que asegura
que me tiene en sus manos
como un pescuezo magro y prescindible.

Házme un yo con abrigo de verde tierra
y frutos potenciales.
El cosechará lo que esté maduro
y lo pondrá en costal de autonomía,
en bolsillos de reciprocidades

29-11-2001 / Textos

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El no es uno de nosotros

El no es uno de nosotros.
Donde una de cada siete mujeres casadas
ha sido violada por el marido, él no es marido
ni ha violado a nadie.
Donde una de cada cuatro ha sido golpeada
él no tiene su puño cerrado, sino una boca
dulce, conciliadora, sin urgencia de jactarse de nada.
El no parece de este mundo y, sin embargo,
parece aterrizado para condenarnos.
Donde el 15% ha sido objeto de maltratos
en los senos familiares, él no es parte de estadística.
Ni siquiera de las cifras del anonimato.
Donde un 32% de las jovenzuelas ha vivido
experiencias sexuales forzadas antes de los 16,
las novias lo esperan, lo han descrito
como un espectro anhelado,
como un ángel que quieren en sus vidas,
como Eros dormido, al que anhelan en menstruo.
El no es uno de nosotros.
Le están cerrando las puertas
los que dicen que viene como un ladrón
en la noche. Es que hay demasiada tristeza
en el mundo y es difícil volver a confiar
en hombres y ladrones, nacido en poemas.
Donde el 25% de las hembras confiesa
que los primeros intento de ultraje se perpetuaron
en su infancia, ya no hay adulto bueno.
Seguramente, él no es uno de nosotros,
pero es mejor no equivocarse,
no tomar riesgos.

29-11-2001

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